DÍA INTERNACIONAL DE LA CLASE TRABAJADORA EN TIEMPOS DEL COVID-19

El día Internacional del Trabajador y Trabajadora de este año presenta un cuadro desolador, pero a la vez esperanzador si como trabajadores organizados demostramos capacidad de re convertirnos y adaptarnos a los cambios mundiales que desde ya están presentes en materia laboral, pero que posterior a esta crisis sanitaria mundial sera necesario acelerar en dicha transformación, de lo contrario el horizonte se tornara desolador.

La Pandemia del Covid-19 deja al menos 214.000 muertos y más de tres millones de infectados en todo el mundo desde su aparición en China en diciembre pasado. Y amenaza con provocar la contracción económica global más grande en un siglo; ejemplo de ello es que en términos laborales, la OIT ha advertido que que al menos 305 millones de personas perderán sus empleos a tiempo completo como consecuencia de las medidas implementadas en la mayoría de los países para detener el avance del nuevo coronavirus. 
Por otro lado, dice la OIT que “la caída constante de las horas de trabajo a nivel mundial significa que 1,600 millones de trabajadores de la economía informal, esto es, casi la mitad de la población activa mundial, corre peligro inminente de ver desaparecer sus fuentes de sustento”, por ejemplo, a nivel mundial y solo en el primer mes de la crisis se habría cobrado un 60 por ciento de los ingresos de los trabajadores informales. Tales cifras se traducen en caídas del 81 por ciento en África y las Américas, del 21,6 por ciento en Asia y el Pacífico y del 70 por ciento en Europa y Asia Central; y específicamente en El Salvador un amplio numero de personas (cerca de 3 millones) han visto sus ingresos peligrar, lo cual ha provocado que incluso las medidas de contingencia basicas (aislamiento social, cuarentena,etcetera) no se apliquen como s debe puesto que las personas que laboran en este sector deben salir a diario a buscar su sustento y el de sus familias, pese al esfuerzo del Gobierno Central de apoyar con una ayuda de $300 para poder abastecerse con lo necesario.


 ¿En que condiciones conmemoraremos 
este 1 de Mayo?
Este primero de mayo, trabajadores y militantes gremiales, populares, campesinos, indígenas y sindicales, conmemoran una histórica fecha a nivel mundial estarán en medio de la crisis que se desnudó con la pandemia del COVID-19, pero que generaron las políticas de ajuste de los gobiernos Ultra conservadores de la región.

Quizá esa sea la mejor forma de festejar o conmemorar el Día del Trabajador en ésta, la región considerada la más desigual del mundo, en momentos en que el trabajo escasea y amenaza con ser un derecho humano casi en extinción, abriendo enormes signos de interrogación en las grandes mayorías.
No hay trabajo. No hay salud ni alimentación. Trapos rojos en las ciudades, concentraciones y protestas por parte de nuestros hermanos colombianos dan cuenta del reclamo de solidaridad de la gente, excluida por el gobierno de Iván Duque,  que grita “tenemos hambre”. Cientos de cajones y cadáveres abandonados en las calles de Guayaquil, cacerolazos en Ecuador, en Chile, en Brasil.  El reclamo es, quizá, el mismo de hace más de 15 décadas: pan, paz y trabajo.
Miles de peruanos recorren cientos de kilómetros por las carreteras principales del país, abandonando Lima y otros grandes ciudades donde hasta hace poco subsistían, para retornar a sus pueblos andinos en busca del sustento de la tierra que el Estado les niega.
En nuestro país, las largas colas en los bancos en busca de obtener la ayuda que el Gobierno Central ha otorgado para apalear la crisis, sumado a la cantidad de personas que aun andan en la calle en busca de su sustento, en medio de esfuerzos por contrarrestar la pandemia con medidas de aislamiento, cuarentena, los cercos sanitarios y demás, sumado a un repunte de la violencia criminal pintan que la lucha sera férrea antes de ver claridad al final del túnel.
En este panorama recibimos esta fecha histórica para las personas trabajadoras de nuestro pulgarcito.
Los mártires, el mundo de hoy y el que vendrá:
En (casi) todo el mundo, cada primero de mayo se conmemora el Día Internacional del Trabajador, en homenaje a los «Mártires de Chicago», así denominado un grupo de sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en 1886 en Estados Unidos por realizar un reclamo por una jornada laboral de ocho horas.

En EEUU, sin embargo, se festeja el Día del Trabajo, el primer lunes de setiembre, en homenaje a los Caballeros del Trabajo y para que el pueblo olvidara las reivindicaciones de Chicago.
En nuestra región se abre una nueva fase de desarrollo de las relaciones de trabajo, en la cual el impacto del desempleo, el subempleo y el recorte salarial de amplios sectores, demanda nuevas soluciones económicas, sociales y legales, de previsiones inéditas. La pandemia mundial ha alterado tanto ese debate como el panorama histórico de los derechos laborales.
Los derechos laborales “clásicos”, nacidos prácticamente hace un siglo, han quedado rebasados en las actuales circunstancias latinoamericanas, el llamado es a La Clase Trabajadora Organizada para no dejar que se siga pisoteando la dignidad humana en términos laborales.
Veamos que nos dicen los estudios de los expertos. En lo que va del año, el 81 % de la fuerza de trabajo mundial –más de 2.700 millones de trabajadores/as— padece de desempleo total o parcial. De continuar esta tendencia, en el segundo semestre del año la reducción del empleo golpeará a 195 millones de trabajadores/as a tiempo completo, con una jornada laboral de 48 horas semanales.
como lomencionamos al incio y de acuerdo a datos de la Organización Internacional del Trabajo,en terminos de cantidad de personas; 3.300 millones de personas ya están siendo afectadas, de una u otra forma, por la crisis laboral. Mil 600 millones, es decir el 38% de la población activa mundial, se ubica en sectores que viven una grave caída de la producción, en particular el comercio al por menor, los servicios de alojamiento y comidas y las industrias manufactureras.
 En segundo nivel del impacto -más del 11 %- se encuentran las artes, entretenimientos, recreación, transporte, información y comunicación. Entre los sectores por el momento menos golpeados por el desempleo están la salud, educación, servicios públicos esenciales, administración pública y defensa, así como la agricultura y ganadería. En tanto la construcción, minería, seguros y actividades financieras están siendo medianamente afectadas a nivel mundial.
La alarma suena con respecto a los trabajadores de la economía informal, que representan en su totalidad unos 2.000 millones de personas, la mayoría en países emergentes y en desarrollo de ingreso bajo y mediano. Con el agravante que, en general, carecen de protección básica, de cobertura de seguridad social, de atención médica y, en caso de enfermedad, de sustitución de ingresos.
Regiones enteras, como Centroamérica o la América andina, dependen en gran medida de las actividades informales. Éstas tienen, también, una fuerte incidencia en las concentraciones urbanas latinoamericanas, desde Buenos Aires hasta la ciudad de México, pasando por nuestra zona Metropolitana (San Salvador, principalmente)
En nuestro país, se estima que el 87% por ciento de las MIPYMES se verán duramente afectadas por la pandemia de COVID_19, debido a que no tendrán liquidez para hacer frente a sus compromisos, a pesar de que el Gobierno Central y La Empresa Privada han anunciado programas para paliar esta crisis, por ejemplo: La creación de un fideicomiso, el cual será administrado por el Banco de Desarrollo de El Salvador (Bandesal), que irá dirigido al sector informal y formal, que incluye $360 millones en créditos,. También habrá un destino de $140 millones para un subsidio a empleados de las Mypimes, donde el Gobierno se ha comprometido a cubrir al menos un 50 % de los salarios, ademas se estima que 1.7 millones de familias serán beneficiadas durante la crisis, con un paquete alimentario mensual que implica un desembolso de $50 millones mensuales.
La industria de las telecomunicaciones, en manos de cinco Gigantes Empresariales, prospera gracias a la extracción de los datos personales y la venta de predicciones sobre los comportamientos de los usuarios de internet y redes sociales a quien pague por ellos. Las empresas (y los gobiernos) comprendieron que para que aumenten los beneficios (financieros y de manipulación del imaginario colectivo) se hacía necesario trata de modificar las conductas humanas a gran escala.
Hoy la mano de obra ya no está configurada por empleados que reciben un salario a cambio de su trabajo, sino por usuarios de aplicaciones y servicios gratuitos, satisfechos de adquirirlos a cambio de ceder sin consentimiento a varias empresas un registro de sus experiencias vitales.
Se calculaba, antes de la pandemia, que para 2030 se necesitarán más de 600 millones puestos laborales nuevos, solo para mantenerse a la par del crecimiento demográfico. Eso equivale a unos 40 millones de empleos por año.
Simultáneamente se hablaba de la necesidad de mejorar las condiciones de 780 millones de mujeres y hombres que trabajan, pero no ganan lo suficiente para salir de la pobreza de apenas dos dólares por día.
Este año y tras la pandemia (que no se sabe cuándo se detendrá), el Producto Interno Bruto de América Latina y el Caribe sufrirá una caída de 5,3%  y el número de pobres crecerá 4,4% y pasaría de los 186 millones en 2019 a 214,7 millones, casi 29 millones más, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La tasa de desempleo en la región se ubicará en torno al 11,5 %, un aumento de 3,4 puntos porcentuales respecto al nivel de 2019 (8,1%), alcanzando a casi 38 millones de desempleados, 12 millones más que en 2019, mientras que la pobreza extrema alcanzará al 13,5 % de los latinoamericanos, con un incremento de 16 millones de personas.
Los efectos del covid-19 generarán la recesión más grande que ha sufrido la región desde 1914 y 1930. Se prevé un fuerte aumento del desempleo con efectos negativos en pobreza y desigualdad. Para la región es urgente acceder a recursos financieros, con base en un apoyo flexible de los organismos financieros multilaterales, acompañado de líneas de crédito a bajo costo, alivios del servicio de la deuda y eventuales condonaciones de la misma, añadió el organismo de Naciones Unidas.
Pandemia aparte, hay temas relacionados con el futuro del trabajo que afectan al presente y al futuro  y en particular a los grupos más vulnerables, como las mujeres, los migrantes, las comunidades rurales y los pueblos indígenas.
En el largo listado está el impacto sobre el empleo, el trabajo y las condiciones laborales de las nuevas tecnologías. Pero también la reducción del volumen del empleo (desempleo tecnológico), el tele trabajo, el auto empleo, el emprendedurismo, la precarización tecnológica, el uberismo.
Quedaron en el tintero los debates sobre los movimientos sociales que agrupan a los excluidos (¿un fenómeno transitorio producto de la crisis capitalista?) y la relación con el sindicalismo; sobre la propuesta de la renta básica, sobre el desplazamiento de la regulación laboral a la comercial/civil.
O hacia actividades laborales sin regulación alguna, y sobre los desafíos para la organización y representación sindical  ante los cambios del sistema de organización empresarial.
Como ha sucedido históricamente en el movimiento obrero, las opciones son adaptación o confrontación. Este Primero de Mayo, pandemia mediante, no habrá grandes manifestaciones, pero la lucha seguirá siendo la misma, la esperanza de un mundo nuevo, necesario, imprescindible, para todas y todos, es la bandera de lucha.
Para finalizar al Sindicalismo y La Clase Obrera Organizada de mi amado país El Salvador, les propongo tres grandes temas que deberían ser prioridad en su agenda desde ya para lograr incidir en los cambios estructurales de este país: La efectiva defensa de los derechos laborales en el marco de el trabajo y sus nuevos enfoques, La Seguridad Social y las transformaciones necesarias (SISTEMA DE PENSIONES), El Sindicalismo y su inminente renovación.
El éxito o el fracaso e esta dura misión dependerá de cuanto es capaz de renovarse y dejar atrás cúpulas sindicales obsoletas, enquistadas únicamente en intereses unilaterales (forma de vida y no de servir), superar el alto divisionismo y fragmentacion en todas sus expresiones, el combate efectivo de la corrupción desde adentro y sobre todo la capacidad de formación y educación política que logren en la población y el alcance de sectores hasta hoy indiferentes a organizarse para la defensa de sus derechos e intereses colectivos.
VIVA LA CLASE TRABAJADORA DEL MUNDO, 
EN ESPECIAL LA SALVADOREÑA QUE ES LA MEJOR!!!

Comentarios

Patricio Pineda Diputado 2018 /Cambio Democratico/ San Salvador

🚨BOMBA DE ÚLTIMO MOMENTO: DIPUGANSTERS DE ARENA Y FMLN LE NIEGAN MEJORES PENSIONES A NUESTRO PUEBLO:‼️🚨